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Un análisis para hallar el rastro genético del autismo

* El análisis cromosómico por microarray detecta más anomalías que otras pruebas
* Los autores del estudio sugieren que debería incluirse como herramienta diagnóstica

CRISTINA DE MARTOS

MADRID.- La aparición de los síntomas de los trastornos del espectro autista se puede retrasar varios años tras el nacimiento. Existen varios tests cuya finalidad es detectar anomalías en el ADN que puedan causar este problema y establecer así un diagnóstico precoz. Un trabajo publicado en la revista 'Pediatrics' defiende la generalización del uso de uno de ellos.

Cuanto antes comiencen las intervenciones con los niños que sufren trastornos del espectro autista, mejor. El problema es que, aunque en la mayor parte de los casos los síntomas aparecen antes de los tres años, en otros, el diagnóstico no llega hasta mucho después. Las personas con un hijo o un familiar afectado suelen plantearse la posibilidad de que la enfermedad vuelva a aparecer en su descendencia y la única respuesta posible está en los genes.

Por desgracia, los factores genéticos que aumentan el riesgo de desarrollar un TEA (trastorno del espectro autista) son variados, algunos conocidos y otros no, lo que dificulta la tarea de la detección precoz. Hoy en día, las guías de diagnóstico genético recomiendan el uso de los test: el cariotipo de los cromosomas, que permite identificar grandes alteraciones; y la prueba del síndrome de X frágil, ya que el 30% de quienes lo sufren tienen, además, autismo. Pero su potencial es muy limitado.

Un trabajo publicado en la revista realizado por investigadores del Hospital Infantil y el Consorcio del Autismo de Boston (EEUU) subraya la superioridad de un tercer análisis frente a los dos citados. El Análisis Cromosómico por Microarray (CMA, por sus siglas en inglés), según sus datos, tiene una tasa de detección de anomalías genéticas tres veces superior a sus antecesores.

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