domingo

Sentirse eficiente en el trabajo, un antídoto contra el Burnout

Por Fabiola Czubaj
De la Redacción de LA NACION

La sensación de que en el trabajo el tiempo no alcanza para resolver todo, de que las responsabilidades asignadas superan ampliamente el sueldo a fin de mes, de que hay cada vez más tareas para repartir entre menos personas o de que los días de descanso son más cortos que el resto de la semana pueden deteriorar, poco a poco, cómo percibimos nuestro rendimiento laboral y provocarnos un colapso.

Cuando contamos con un arsenal de defensa lo suficientemente resistente, por extraño que pueda parecer, esa misma percepción de que somos eficientes en el trabajo se transforma en un mecanismo natural de protección contra el síndrome de desgaste profesional o burnout. De lo contrario, el "estresazo" gana a expensas de nuestra salud mental, emocional y física.

"La percepción que las personas tienen de la autoeficacia o el rendimiento personal en sus actividades diarias, cualesquiera que sean, está asociada con un efecto amortiguador ante ciertas experiencias que activan el mecanismo del autocuidado. La autoeficacia es una de las variables que actúan como mediadoras de la sensación de malestar o de bienestar", explicó a LA NACION la psicóloga Edith Vega, coordinadora de actividades docentes de la Fundación Aiglé.

La clave está en lograr un adecuado "ajuste" entre la autopercepción del rendimiento laboral y qué perciben los demás. Para eso, comentó la especialista, se necesita lograr un equilibrio entre los recursos individuales para realizar una tarea y su nivel real de dificultad.

"Cuanto mayor sea el ajuste entre esas dos variables, más ajustado a la realidad estará la sensación de autoeficacia", dijo Vega, antes de su presentación en el VII Congreso Nacional de Mujeres Médicas, en la sede de la Asociación Médica Argentina.

Los principales estudios sobre el tema se realizaron en profesionales de la salud, en general, en grupos de enfermeras especializadas en neonatología. Una revisión de la literatura publicada en la revista Ciencia y Enfermería, asegura incluso que nuestra reacción ante el estrés estarían más determinada por el sentimiento de cuán eficientes somos para enfrentar los problemas que por las demandas y amenazas objetivas en el entorno.

"Un bajo nivel de eficacia percibida en el control de estresores psicológicos está acompañada por elevados niveles de estrés subjetivo -escribieron investigadoras de las universidades Católica del Maule y de La Serena, en Chile, coautoras de la revisión-. Se ha demostrado que las reacciones al estrés son bajas cuando la gente sabe manejar los estresores a través de un adecuado nivel de autoeficacia."

Factores negativos

Entre los factores que debilitan esa autopercepción está no recibir un salario considerado justo para las responsabilidades o la cantidad de horas dedicadas al trabajo, no tener suficiente libertad para decidir sobre el trabajo ni participar en la elaboración de proyectos dentro de un grupo, encontrar resistencia a las nuevas propuestas o no encontrarle sentido al trabajo, entre otras.

En esos casos, explicó la especialista, puede ocurrir que se subestimen las propias capacidades o que aparezca la sensación de que es imposible poner en práctica un proyecto personal o laboral por culpa del entorno.

"Lo primero es muy importante porque, si la subestimación se prolonga en el tiempo puede provocar sentimientos muy profundos de desvalorización, generar depresión, burnout o, incluso, inducir el suicidio", comentó Vega.

Para poder recuperar la adecuada percepción de autoeficacia existen programas de entrenamiento, como los que se ofrecen incluso de manera gratuita a personas de bajos recursos en la Fundación Aiglé ( www.aigle.org.ar ).

"Esto permite devolverle a la persona el equilibrio entre qué es lo que puede hacer y en qué ámbito puede hacerlo -señaló la doctora Vega-. Es frecuente ver que una persona es muy hábil en un área de trabajo y entonces deciden en la empresa transferirla a otra posición en la que, quizá, carece de habilidades para llevarla adelante y entonces falla. De ahí la importancia de contar con una buena política de salud laboral."

Pero cuando el problema no es la subestimación o sobreestimación de las propias habilidades, sino la hostilidad del entorno de trabajo, Vega asegura que lo importante es "no pedirle peras al olmo". Los ambientes negativos, poco estimulantes o resistentes a los cambios aumentan el riesgo de la subestimación y la atribución de los conflictos a deficiencias personales.

"Si una persona logra identificar adecuadamente al entorno como la causa de la disminución de su rendimiento, podrá inmediatamente comenzar a identificar qué y qué no es posible hacer en un entorno con esas características -dijo Vega-. Encontrar la satisfacción laboral es fundamental para prevenir el burnout , que no sólo tiene que ver con la remuneración justa por el trabajo realizado, sino también con la posibilidad de que la persona le encuentre sentido a su trabajo."

Discapacidad laboral

  • Los trastornos mentales son responsables de entre el 12 y el 13% de las discapacidades laborales. Las patologías graves y recurrentes afectan al 5% de la población entre 18 y 65 años, es decir que afectan a 1.300.000 personas en edad productiva. "Lo que se invierta en la salud mental de los trabajadores siempre será mucho menos que lo que cuesta el tratamiento de los trastornos cardíacos y las enfermedades autoinmunes que produce el desgaste profesional -dijo la doctora Edith Vega-. El cansancio crónico, los dolores físicos y los pedidos de licencias por estrés son un foco importantísimo de riesgo."

    Fuente: http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1044740



jueves

Ansiedad, Zozobra Punzante

Por Marianella Albornoz

Fuente:
CosmoGuayana Latin Magazine

Woddy Allen, Nicolas Cage, Johnny Depp, Naomi Campbell y Courtney Love son algunas luminarias que padecen los estragos de este inquietante malestar que hace temblar hasta al más endiosado o circunspecto de los mortales. Conozca los pormenores de un trastorno emocional que respira agitado en el diván de los consultorios psicológicos

“No hay que tener miedo de la pobreza ni del destierro,ni de la cárcel, ni de la muerte.
De lo que hay que tener miedo es del propio miedo”.

Epicteto de Frigia

Marta Prado (seudónimo), se paraliza ante la presencia de su enojado jefe. En instantes, su corazón late tan de prisa que asemeja los contundentes repiques de una banda marcial. Los nervios la poseen y, vertiginosamente, deja de coordinar sus pensamientos, tratando de enfrentar, azarosa y torpemente, las tareas diarias. La causa es que la sola idea de perder su empleo la aterra, por lo que su estado de alerta -para prevenir un posible altercado con su superior-, la mantiene en una constante tensión. Lo que no sabe es que la zozobra que punza sus sentidos tiene un nombre: ansiedad.

De naturaleza común, es una patología que muchos asumen sentir, pero pocos podrían definir. Al respecto, César Landaeta, psicólogo clínico y especialista en Sistemas Humanos, egresado de la Universidad Central de Venezuela, valida sus pasos aludiendo a una famosa melodía compuesta por el poeta y músico venezolano José Enrique Sarabia, que reza: “Ansiedad de tenerte en mis brazos / musitando palabras de amor / ansiedad de tener tus encantos / y en la boca volverte a besar”. Y es que para este experto, la incertidumbre tiende a ser confundida hasta con el concepto de “ansias o deseos”. No obstante, resalta las abismales diferencias entre ambas ideas: “Se trata de un estado producido por la pérdida del equilibrio emocional caracterizado por pensamientos que amenazan al Yo, respuestas fisiológicas de una alerta inespecífica e intranquilidad generalizada”.

Por su parte, el psicólogo y psicoterapeuta Gerardo Velásquez, también egresado de la Universidad Central de Venezuela, resalta que “es un estado emocional desagradable acompañado por sensaciones de amenaza y preocupación excesiva por el presente o futuro”, coincidiendo con Landaeta al afirmar que despabila una aprensión “sin causa aparente”, disparándose así un conjunto de respuestas fisiológicas, cognitivas y conductuales como el miedo, la angustia, el nerviosismo o la inseguridad, resalta el experto.

Temeroso legado
Los estragos de este sobresalto desmedido, pueden “expresarse desde una temprana etapa”, asegura Landaeta, sin embargo no se atreve a ubicarla en una edad precisa, ya que sus primeros rastros dependerán “de cada individuo y de la forma como reaccione frente a las exigencias de su medio”, subraya, tras dejar por sentado que tampoco sería posible afirmar que un género sea más propenso que otro a encubarla.

Como una de las figuras supremas de los consultorios psicológicos y psiquiátricos -según lo asevera Velásquez, quien además dirige el Centro de Neuropsicoterapia anclado en Caracas-, la ansiedad es un soplo que no “hace distinción de edades”. En todo caso, lo que varía es el modo de manifestación y los factores que la desencadenen, como los “hereditarios, los de historia de vida, los aprendizajes asociados a estímulos favorables o desfavorables y los aspectos endógenos como la producción desequilibrada de neurotransmisores durante el proceso de activación e inhibición neuronal”, especifica, aclarando que “todos estamos expuestos a atravesar por una crisis en el tema”, pero es la referida cadena de elementos la que establecerá que algunos individuos sean más propensos que otros al momento de ser acechados por esta garra paralizante.

Contrastando las apreciaciones que incitan su aparición, Luis Mariani, médico psiquiatra egresado de la Universidad de Buenos Aires, presidente de la Sociedad Iberoamericana de Salud Mental en Internet y director del portal Eutimia.com, asegura que este conmoción “puede revelarse al comienzo de la adultez”. En cualquier circunstancia, su temerosa mecha también puede encenderse desde la infancia, “constituyendo un buen ejemplo de los trastornos de angustia por separación”. Simultáneamente, a juicio del indagado, “las mujeres son más vulnerables a sus efectos que los hombres”.

Hay que saber...

  • Según Gerardo Velásquez, psicólogo egresado de la Universidad Central de Venezuela, y actual director del Centro de Neuropsicoterapia, anclado en Caracas, los trastornos de ansiedad son más comunes en los países occidentales.
  • Esta paralizante patología tiene una incidencia aproximada, en la población de 8 a 10%, así lo destaca Luis Mariani, médico psiquiatra egresado de la Universidad de Buenos Aires y presidente de la Sociedad Iberoamericana de Salud Mental.
  • A juicio del psicólogo clínico y especialista en Sistemas Humanos, César Landaeta, “el miedo es una reacción ansiosa de alta intensidad, con las fobias en el extremo de la línea”.

Variopinta patología
Dependiendo del motor que la promueva y del lapso temporal al que se prolongue, la ansiedad podrá ser el factor común de una dilatada clasificación. Al respecto, Mariani refiere que su abanico se despliega en versiones: trastornos generalizados, los de pánico, los de tipo social, las fobias específicas, el desequilibrio por estrés agudo, el disturbio obsesivo-compulsivo, la tensión postraumática, la secundaria impulsada por enfermedades médicas como el hipertiroidismo, el consumo de fármacos y la suscitada por alteraciones en la vida social, laboral o familiar.

Cuando las personas muestran una “constante preocupación, esperando siempre lo peor, a pesar de que no existan peligros reales, y les cuesta deshacerse de sus inquietudes”, emiten señales contundentes, advierte Velásquez. Danilo Contreras (seudónimo) comparte su experiencia en el portal argentino Osea.ellitoral.com: “Durante un largo período sufrí lo que se denomina ansiedad generalizada, según el diagnóstico que me dio mi especialista. Sentía que el tiempo nunca me alcanzaba, por lo que tenía que hacer todo muy rápido y la situación no me dejaba disfrutar de nada. Al final del día, terminaba angustiado.

Por momentos tenía una sensación de miedo por lo que no podría cumplir. Tuvela suerte de no haber llegado a un punto extremo o a una fuerte depresión, gracias a las alternativas naturales como yoga, meditaciones y terapias para armonizar mis emociones”, declara. César Landaeta engloba estos casos en los confines del tipo flotante, “en donde la persona vive en vilo, como si algo peligroso estuviera por ocurrir, pero finalmente no termina de hacerlo”. En este contexto, Luis Mariani, explica que este sinsabor puede persistir durante más de seis meses y abalanzarse sobre una amplia gama de acontecimientos o actividades.

En los sucesos de pánico, Gerardo Velásquez describe que “la persona experimenta sorpresivas e intermitentes crisis de súbito e intenso terror que duran lapsos aproximados de 10 minutos, tiempo suficiente para dejar a la víctima emocionalmente exhausta y amilanada”. Acorralados por estos espectros, los afectados pueden padecer palpitaciones fuertes, dolores de pecho, sensación de asfixia u hormigueo en algunas partes del cuerpo y miedo a morir.

Entre el bien y el mal
Pese a que, en puntuales ocasiones, la ansiedad puede ser considerada, según estipula Landaeta, como una “reacción lógica y necesaria ante un peligro real o potencial” -impresión que resulta positiva al permitir que el individuo “examine sus recursos para resolver conflictos o amenazas”-, también es cierto que, en niveles álgidos, puede impulsar respuestas fisiológicas capaces de acabar en “parálisis de extremidades o faciales, dolores generalizados, conductas desesperadas, intentos suicidas” y, aunque parezca increíble, hasta un infarto al miocardio, especifica el especialista en Sistemas Humanos. Luis Mariani añade que tan penetrante patología puede turbar las relaciones “interpersonales, e incluso el rendimiento laboral o académico”. Según el galeno, sólo puede considerarse como positiva cuando prepara al individuo para enfrentar algunas situaciones como “competir en una carrera de atletismo, dar una conferencia ante una gran audiencia o enfrentarse a un examen académico”.

Patología aniquilada
Mermar los estragos de esta hostil realidad, será, ocasionalmente, un asunto de voluntad, pues “de no tener mayores limitantes, las revelaciones ansiosas podrán ser manejadas mediante el aprendizaje de técnicas antiestrés-relajación, meditaciónyoga, o con el uso de productos ansiolíticos naturales”, sentencia Landaeta. Pero si el sujeto pierde la capacidad de controlar los síntomas, será necesario refugiarse en la ayuda médica. De esta manera, la neuroterapia, también conocida como neuro-feedback, la acupuntura y diversos ases de la medicina alternativa, podrán ser los tratamientos indicados, refiere Velásquez. En otros panoramas, el psiquiatra argentino recomienda combinar una “psicoterapia de orientación cognitivo-conductual con medicación”. Lo capital es estar consciente de que “hay muchas vías que llevan a una solución, por lo que el tratamiento dependerá de la persona y de la severidad del trastorno”, concluye el director del Centro de Neuropsicoterapia.

Link: http://www.cg.com.ve/webCG50/optimismo.html

domingo

Por qué a algunos les cuesta disfrutar de las vacaciones

Incluso hay quienes optan por no viajar

Fuente: LANACION.com

¿Me quedo o me voy? ¿Solo o acompañado? Irse de vacaciones no es una decisión fácil de tomar. Hay quienes prefieren no hacerlo para evitar cumplir con los requisitos que esto demanda. Desde el temor a perder el trabajo, tener que renovar el pasaporte, contar con los papeles del automóvil en regla, preparar las valijas, ubicar a las mascotas en algún lado y pagar las cuentas por adelantado, hasta dejar la casa vacía, con el riesgo que eso implica. Estos son algunos de los motivos por los que ciertas personas renuncian a abandonar su rutina laboral.

La sola enumeración de estas acciones por concretar puede desalentar hasta al más entusiasta de los viajeros, coinciden psicólogos consultados por LA NACION. Es que si bien para la mayoría de las personas las vacaciones son muy deseadas –un período de merecido descanso–, a muchos les cuesta disfrutarlas porque generan ansiedad, estrés y temor.

Incluso, en algunas ocasiones, las vacaciones son motivo de conflictos y provocan una sensación de culpa. Por eso, hay quienes eligen directamente quedarse en su casa.

“Las vacaciones, desde sus preparativos, producen una gran expectativa e ilusión, y también temor a que afloren todas las diferencias, los desencuentros y conflictos que quedaron debajo de la alfombra durante el año”, explicó a LA NACION la doctora Laura Orsi, médica psicoanalista, miembro titular de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA).

Tanto para quien parte de vacaciones como para el que queda, "el cambio es más interno que externo, y el disfrutar del ocio depende de cada individuo", precisó Orsi. Lo importante sería poder elegir "qué es lo que necesita la persona en cada momento de su vida, ya que algunos prefieren la actividad, y otros, el descanso", dijo.

A veces, uno espera todo de las vacaciones, de los viajes; "el gran cambio", que no siempre sucede. Además, la especialista agregó que, en la actualidad, resulta difícil "desenchufarse" de las nuevas tecnologías, desde celulares hasta computadoras, que viajan a los destinos de descanso, de la mano de los adictos al trabajo.

Del mismo modo, opinó la licenciada Any Krieger, miembro titular de APA, "estamos en la era de la adicción y el trabajo puede ser adictivo, ya que algunos se angustian mucho más cuando tienen que cortar su trabajo. También hay quienes temen quedarse sin sus puestos".

La culpa

Para Krieger, las vacaciones representan una pausa, un corte en el calendario laboral que genera temor a lo nuevo, sin las pautas del día a día. "Hay quienes no desean tomarse vacaciones por el sentimiento de culpa que les genera tener que dejar el trabajo, aunque muchas veces no son conscientes de ello", dijo Krieger.

Además, explicó que también existe el estrés postvacacional, que "se trata del castigo por el disfrute hallado dentro de la pausa, que muchas veces se traduce en enfermedades, depresiones, estados de angustia, accidentes y peleas dentro del seno familiar".

Y aclaró que otro problema frecuente es que muchas personas viven las vacaciones como una obligación, en lugar de sentirlas como algo deseado. "Aún no hemos encontrado una dialéctica entre el descanso y el sentimiento de plenitud", reconoció Krieger.

María Iraola, de 54 años, empleada de una inmobiliaria de Recoleta, aseguró a LA NACION que desde hace dos años no se va de vacaciones porque "adora" Buenos Aires en el verano.

"La ciudad está más tranquila y, a pesar del calor, me encanta andar en bicicleta y admirar las cúpulas de algunos edificios, algo que sólo puedo hacer cuando hay poco tránsito", detalló. Y enfatizó: "En esta época se puede disfrutar; además no se percibe la agresión y locura que se vive en la calle durante el resto del año".

Según Osvaldo Cabrera, psicólogo clínico especialista en terapias breves, "tomarse las vacaciones es una necesidad, una forma de preservación y recuperación en el nivel mental, donde uno se despeja y se sale del esquema habitual".

Sin embargo, "estamos más preparados para la actividad que para el ocio, ya que cuesta desconectarse de la vorágine de la vida cotidiana", aclaró.

Problemas familiares

En algunos casos, las vacaciones pueden ser disparadores de estrés. "A veces, el tiempo de descanso constituye un punto de partida de conflictos, y eso afecta tanto en lo laboral como en lo familiar", indicó Cabrera.

Por otro lado, el psicólogo agregó que existe un elevado porcentaje de personas que se angustian frente a la posibilidad de algún cambio, ya que lo viven como una "amenaza", y, entonces, optan por no irse de vacaciones, ya que se sienten más seguras y mejor en sus casas.

Del mismo modo, la licenciada Stella Maris Rivadero, psicoanalista, coordinadora docente y supervisora del Equipo de Pareja y Familia del Centro Dos, manifestó que las vacaciones generan distintos tipos de fantasías y ansiedades.

"Es un período en el que no hay demandas de horarios y esto muchas veces genera cierta incertidumbre en la gente; se pone en juego la ansiedad, que no permite disfrutar", explicó Rivadero.

Respecto de aquellos que optan por no irse de vacaciones, "se debe a que como están vinculadas a lo azaroso, el sujeto si sale de su hábitat cotidiano, se deprime y angustia ante lo nuevo y lo desconocido", explicó Rivadero. Por lo general, se trata de aquellas personas que son muy estructuradas o frágiles, precisó la licenciada.

Uno de los motivos por los cuales algunas personas eligen determinados lugares para irse de vacaciones tiene que ver con el hecho de entablar relaciones sociales y económicas, porque quieren "estar y mostrarse".

Otros tienen como imperativo familiar que trabajar es saludable y valioso. Y agregó que representa un momento de reflexión sobre lo que se pudo concretar hasta ese momento.

"El tiempo real de balance está más ubicado durante las vacaciones que a fin de año", explicó Rivadero. Y esto trae aparejada la posibilidad de "enfrentarse al vacío existencial", concluyó.

Felipe Taboada, de 23 años, estudiante de filosofía, contó a LA NACION que pasará las vacaciones en su casa y que las disfrutará a su manera, "yendo al cine y a restaurantes".

Según Taboada, las vacaciones tienen un pre y un post. Y agregó con una sonrisa: "La gente pierde energías con los preparativos, cuando se dedica a buscar adónde ir al mejor precio, y el post se resume en el bajón moral y económico".

En definitiva, quedarse en casa o partir a la playa o a la montaña da igual: lo más importante es sentirse bien con uno mismo, dondequiera que esté o que vaya...

Julieta Bravo

Qué aconsejan los expertos

* Si usted decide viajar, intente lograr un clima de armonía entre la familia.

* Procure no llevar la computadora y mantener el celular apagado.

* Si se encuentra atravesando un momento de duelo, es preferible que postergue sus vacaciones.

* Arme espacios de tiempo ocioso y haga alguna actividad recreativa al aire libre

* Recurra a los amigos en el caso de sentirse solo y disfrute de una buena compañía.

* Olvídese de las normas, demandas y obligaciones cotidianas.

Link: http://www.lanacion.com.ar/cienciasalud/nota.asp?nota_id=978332&origen=premium

sábado

Mutación genética y antecedente de ACV elevan riesgo de demencia

NUEVA YORK (Reuters Health) - Los pacientes que tuvieron un accidente cerebrovascular (ACV) y son portadores del APOE4, una mutación genética asociada con un mayor riesgo de Alzheimer, corren más peligro de demencia que las personas con sólo uno o ninguno de esos factores, publicó la revista Neurology.

Los resultados de otro estudio, publicado en la misma revista, indicaron que los fármacos antiinflamatorios no esteroides (AINE) reducen el riesgo de demencia en adultos mayores, pero sólo si son portadores del APOE4.

Los AINE incluyen fármacos como la aspirina, el ibuprofeno y el naproxeno.

El equipo dirigido por Y. P. Jin, de la University of Western Ontario, en Londres, Canadá, evaluó el efecto combinado de un ACV y el APOE4 sobre el riesgo de demencia mediante el análisis de los datos de 949 participantes de la fase 1 del Estudio Canadiense de Salud y Envejecimiento (CSHA, por su sigla en inglés) y de 1.413 participantes de la fase 2.

La prevalencia de la demencia en ambos grupos era más alta entre las personas que habían sufrido un ACV y eran portadores del APOE4.

Por ejemplo, en el CHSA-2, ambos factores se asociaban con una prevalencia del 57,6 por ciento, mientras que esto disminuía al 23,3 por ciento entre aquellos sin esos factores.

La incidencia del trastorno en el lapso de tiempo entre el CSHA-1 y el CSHA-2, unos 4,6 años en promedio, fue de 8,4 casos cada 100 personas por año en los pacientes con ACV y el APOE4, y de 4,3 casos cada 100 personas por año entre aquellos sin esos factores.

Y comparados con estos últimos, aquellos que habían sufrido un ACV solamente tenían un 33 por ciento más de riesgo de demencia, mientras los que portaban el APOE4 únicamente, ese riesgo se duplicaba. Los participantes con ambos factores tenían 2,5 veces más riesgo de desarrollar demencia.

En el segundo estudio, el equipo dirigido por P. P. Zandi, de la Escuela de Salud Pública Bloomberg de Johns Hopkins, en Baltimore, examinó el efecto del uso de los AINE sobre el riesgo de demencia en 3.229 participantes del Estudio sobre Cognición y Salud Cardiovascular.

Los autores controlaron durante 10 años a personas de más de 65 años sin demencia al inicio del estudio.

Como en estudios previos, los AINE demostraron su capacidad de reducir el riesgo de Alzheimer, pero no el de demencia vascular (por reducción del flujo de sangre al cerebro, que priva de oxígeno a los tejidos).

Pero otros análisis demostraron que eso sí ocurría sólo en los portadores del APOE4.

"Estos resultados deberían proporcionar claves importantes para iniciar estudios sobre la biología de la demencia y del Alzheimer", comentaron los doctores Joseph Rogers y Marwan N. Sabbagh, en un editorial sobre el estudio.

Sin importar cómo el APOE4 eleva el riesgo de Alzheimer, los resultados del primer estudio sugieren que sería "independientemente de los cambios cerebrovasculares y de otro tipo que hacen del ACV un factor de riesgo de demencia", mientras que el segundo estudio señala que "los AINE lo reducen", afirmaron los editorialistas.

FUENTE: Neurology, 1 de enero del 2008

Link: http://www.buenasalud.com/news/index.cfm?news_id=13084&mode=browse&fromhome=y

martes

Cuatro cambios de costumbres ayudan a vivir 14 años más

LONDRES, Inglaterra | REUTERS

Las personas que beben alcohol de forma moderada, hacen ejercicio, dejan de fumar y comen cinco raciones de frutas y verduras al día, viven en promedio 14 años más que aquellas que no tienen ninguna de esas costumbres, indicó el martes un grupo de investigadores.

Una abrumadora cantidad de pruebas ha mostrado que estas costumbres contribuyen a tener vidas más prolongadas y sanas, pero el nuevo estudio cuantificó de forma específica su impacto combinado, según reveló el equipo británico.

"Estos resultados pueden ofrecer más apoyo a la idea de que incluso pequeñas diferencias en el estilo de vida pueden marcar una gran diferencia en la salud de la gente y así alentar un cambio de comportamiento", escribieron los investigadores en la revista PLoS Medicine.

Entre 1993 y 1997, los científicos encuestaron a 20.000 hombres y mujeres británicos sanos sobre sus estilos de vida. También analizaron la sangre de cada participante para medir su nivel de vitamina C, un indicador de cuánta fruta y verduras comían.

Luego, el equipo asignó a los participantes, de entre 45 y 79 años, una puntuación de 0 a 4, dándoles un punto por cada uno de los comportamientos sanos.

Después de considerar la edad y otros factores que pueden afectar la esperanza de vida, los científicos determinaron que las personas con una puntuación de 0 tenían cuatro veces más posibilidades de haber muerto hasta el 2006, especialmente debido a problemas de corazón.

El equipo, que realizó un seguimiento de las muertes entre los participantes hasta el 2006, indicó también que una persona con una puntuación de 0 tenía el mismo riesgo de morir que otra con una calificación de 4 pero 14 años mayor.

El cambio en el estilo de vida con mayores beneficios fue dejar de fumar, que llevaba a una mejora en la salud del 80 por ciento, según el estudio. A esto le seguía consumir frutas y verduras.

Un consumo moderado de alcohol y mantenerse activo aportaban los mismos beneficios, indicaron Kay-Tee Khaw y sus colegas de la University of Cambridge y el Consejo de Investigación Médica.

"Con esta información, las autoridades de salud pública deberían estar ahora en una mejor posición para alentar los cambios de comportamiento que probablemente mejoren la salud de las personas de mediana edad en adelante", concluyó el equipo.

Link: http://www.eluniverso.com/2008/01/08/0001/1064/7A94FB65F5D24A9094BCB5707AB2BFD8.aspx

domingo

Embarazadas bipolares que cortan terapia pueden sufrir recaídas

NUEVA YORK (Reuters Health) - Las mujeres con trastorno bipolar que suspenden el tratamiento con estabilizadores del ánimo durante el embarazo tienen más riesgo de sufrir recaídas anímicas, señaló un estudio.

El trastorno bipolar es una enfermedad mental con graves alteraciones del estado anímico, que van de la depresión a la manía.

En los adultos, la depresión se manifiesta como tristeza permanente, problemas de sueño o pensamientos suicidas, mientras que los síntomas de la manía incluyen un nivel de energía inusual, euforia y autoestima exagerada.

Hoy, la práctica indica suspender la terapia con estabilizadores del ánimo durante el embarazo para evitar los efectos potencialmente dañinos de esos fármacos sobre el feto en desarrollo, explicó el equipo dirigido por la doctora Adele C. Viguera en American Journal of Psychiatry.

Para analizar los efectos de esta práctica, el equipo de Viguera, de la Clínica Cleveland, en Ohio, reunió a 89 mujeres con trastorno bipolar sin síntomas al momento de la concepción. De ellas, 62 suspendieron el tratamiento farmacológico entre los seis meses antes de la concepción y las 12 semanas posteriores.

El equipo registró 89 recaídas anímicas durante el embarazo en 63 pacientes. En el 85 por ciento de las mujeres que suspendió el tratamiento se registró por lo menos un episodio, frente al 37 por ciento de las que siguieron el tratamiento.

"Al comparar a las mujeres que suspendieron la terapia farmacológica con las que la continuaron, observamos que el riesgo de recaída se duplicó en el primer grupo, el tiempo promedio hasta la primera recaída fue cuatro veces más corto y la proporción de semanas con enfermedad fue cinco veces mayor", escribió el equipo.

"Para las mujeres con recaídas graves y frecuentes de trastorno bipolar, la terapia de mantenimiento con estabilizadores del ánimo durante el embarazo sería la estrategia más prudente, como lo es en las embarazadas con otras enfermedades graves y crónicas, como la epilepsia", concluyeron los investigadores.

FUENTE: American Journal of Psychiatry, diciembre del 2007

Link: http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/news/fullstory_59639.html

jueves

Ancianos corren riesgo de problemas de memoria luego de una cirugía

Fuente: Reuters

CHICAGO.- Las personas de 60 años o más que se someten a una cirugía correrían mayor riesgo de sufrir problemas de memoria que los pacientes más jóvenes, informaron investigadores estadounidenses.

Los expertos dijeron que las personas de más de 59 años que se sometían a operaciones importantes, como reemplazos de articulaciones o histerectomías, eran más propensas a tener problemas cognitivos luego de la intervención y a morir durante el primer año posterior a la cirugía.

"Sabíamos que los pacientes que se someten a una operación cardíaca están en riesgo de padecer disfunción cognitiva, como problemas de memoria, concentración, procesamiento de datos, pero los efectos de las cirugías no cardíacas sobre la función cerebral no se conocían tanto", dijo la doctora Terri Monk.

El estudio dirigido por Monk, que es anestesióloga del Centro Médico de la Duke University, fue publicado en la revista Anesthesiology.

El equipo de investigadores analizó los registros hospitalarios de 1.064 pacientes de 18 años o más que se sometieron a pruebas de memoria y función cognitiva antes de una cirugía, en el momento del alta y tres meses después.

Los participantes fueron distribuidos en tres grupos: jóvenes (18 a 39 años), adultos de mediana edad (40 a 59 años) y ancianos (de 60 años o más). Los grupos tenían aproximadamente la misma cantidad de integrantes.

Tres meses después de la cirugía, un 12,7 por ciento de los pacientes del grupo de ancianos presentaba déficit cognitivo, comparado con sólo el 5,7 por ciento de los integrantes de la cohorte de mediana edad.

El estudio sugiere que, en general, entre un 30 y un 41 por ciento de los pacientes adultos que se someten a cirugías importantes no cardíacas presentan algunos problemas cognitivos cuando son dados de alta, aunque la mayoría de las personas se recuperan luego de tres meses.

No obstante, los pacientes de 60 años o más eran más de dos veces más propensos a continuar con los inconvenientes tres meses después de la operación. Asimismo, quienes presentaban esos problemas eran más proclives a morir dentro del primer año de la intervención.

No está claro por qué algunos pacientes sufren estos problemas, pero se debería a que la cirugía y la anestesia causan cierta inflamación cerebral que puede afectar la habilidad de los pacientes para aprender, retener o recordar información, señaló Monk en un comunicado.

Link: http://www.lasegunda.com/ediciononline/ciencia_tecnologia/detalle/index.asp?idnoticia=383496

martes

Desarrollan vacuna contra la cocaína en EEUU

Fuente: eluniverso.com

HOUSTON (AP) - Dos investigadores de la Escuela de Medicina Baylor de Houston trabajan en el desarrollo de una vacuna contra la cocaína, que sería la primera medicina en su tipo en ser empleada para atender a adictos a esa droga.

"Para las personas que tienen el deseo de dejar de usarla, la vacuna debería de ser muy útil", dijo el doctor Tom Kosten, profesor de psiquiatría que es ayudado por su esposa, Therese, psicóloga y neurocientífica. "En algún momento, la mayor parte de los usuarios cederán a la tentación y tendrán una recaída, pero en el caso de aquellos para los que la vacuna es efectiva, no los estimulará y perderán el interés".

La vacuna, actualmente en pruebas clínicas, estimula el sistema inmunológico para atacar las moléculas de cocaína cuando es consumida.

El sistema, que es incapaz de reconocer naturalmente a la droga y otras moléculas de drogas porque son pequeñas, no puede crear anticuerpos contra ellas.

Para ayudarle a hacerlo, Kosten cubrió con cocaína inactiva la parte externa de proteínas de cólera, también sin potencia.

En respuesta, el sistema inmune no solamente produce anticuerpos contra la combinación, que en sí misma no causa daño, sino que además reconoce la forma activa de la droga cuando es consumida. Los anticuerpos se integran a la cocaína y le impiden llegar al cerebro, donde generaría la estimulación fuerte que la hace tan adictiva.

"Es una muy buena idea", dijo David Eagleman, neurocientífico de Baylor. "Los científicos han pasado las últimas décadas tratando de comprender los sistemas de recompensa en el cerebro y la forma en que lo usan drogas como la cocaína. Resulta que esos sistemas son difíciles de reconfiguar una vez que han recibido la droga. Pero la vacuna los evade".

Kosten le pidió en diciembre a la Administración de Alimentos y Medicinas que autorizara una serie de pruebas multiinstitucionales a inicios del próximo año y espera todavía una respuesta.

Link: http://www.eluniverso.com/2008/01/01/0001/1064/F94610BF4C3F48A6810AD9CCD07C10C5.aspx