lunes

El mito de dormir ocho horas

Stephanie Hegarty

BBC

A menudo nos preocupa quedarnos desvelados durante la noche, sin saber que eso podría ayudarnos. Tanto la ciencia como la historia parecen confirmar cada vez más que ocho horas de sueño podrían ser antinaturales.

A principios de la década de los '90, el psiquiatra Thomas Wehr realizó un experimento en el cual se dejaba a un grupo de personas en la oscuridad durante 14 horas cada día durante un mes.

Hizo falta tiempo para que el sueño se regulara, pero para la cuarta semana los individuos habían adquirido un patrón muy diferente: primero dormían durante cuatro horas y luego se despertaban durante una o dos antes de caer en otro sueño de cuatro horas.

Aunque los científicos del sueño quedaron impresionados por el estudio, la idea de que debemos dormir ocho horas consecutivas se mantiene entre el público general.

En 2001, el historiador Roger Ekirch del Virginia Tech, publicó un artículo que resultó premonitorio -basado en 16 años de investigación- que revelaba una enorme cantidad de pruebas históricas de que los humanos solían dormir en dos tramos de tiempo diferentes.

Su libro "At Day’s close: Night in the past" (La noche en el pasado) se publicó hace cuatro años y desenterraba más de 500 referencias de patrones de sueño segmentados, que había encontrado en diarios, libros de medicina y literatura y notas de tribunales, desde La Odisea de Homero hasta reseñas antropológicas de tribus modernas en Nigeria.

Como en el experimento de Wehr, esas referencias describen un primer sueño que empieza unas dos horas después del anochecer, seguido por un periodo de una o dos horas de vigilia y por un segundo sueño.

Cuando el sueño era diferente

"Cumplió don Quijote con la naturaleza durmiendo el primer sueño, sin dar lugar al segundo, bien al revés de Sancho, que nunca tuvo segundo, porque le duraba el sueño desde la noche hasta la mañana, en que se mostraba su buena complexión y pocos cuidados".Miguel de Cervantes, Don Quijote (1615).

“Al despertar de tu primer sueño, deberás tener lista una bebida caliente y al despertar del siguiente sueño tus penas quedarán aplacadas”. Antigua balada inglesa, “Old Robin of Portingale”.

La tribu tiv de Nigeria utiliza los términos "primer sueño" y "segundo sueño" para referirse a partes específicas de la noche.
"Él lo sabía, ni siquiera en el horror con el que comenzó a partir de su primer sueño, y abrió la ventana para disiparlo con la presencia de algún objeto, más allá de la habitación, que no hubiera sido, por así decirlo, testigo de su sueño", Charles Dickens, "Barnaby Rudge" (1840).

 La historia del sueño

"Lo relevante no es sólo una cantidad de referencias, es la manera en la que ellas se refieren a ese hecho, como si fuera algo conocido por todos", dice Ekirch.

Durante el periodo de vigilia, esas personas estaban bastante activas. A menudo se levantaban, iban al baño, fumaban y algunos incluso visitaban a los vecinos. La mayoría de las personas se quedaban en la cama, leían, escribían y rezaban.

Innumerables manuales de oraciones de finales del siglo XV ofrecían plegarias especiales para las horas de vigilia.

Y esas horas no eran completamente solitarias. La gente solía hablar con sus compañeros de cama o tener relaciones sexuales.

Un manual médico francés del siglo XVI incluso aconsejaba a las parejas que el mejor momento para concebir no era al final de un largo día de trabajo, sino "después del primer sueño", cuando "se disfruta más y se hace mejor".

Ekirch descubrió que las referencias al primer y segundo sueño empezaron a desaparecer a finales del siglo XVII. Esta tendencia se inicio en las clases altas de Europa del norte y a lo largo de 200 años se filtró al resto de la sociedad occidental.

Ya en 1920, la idea de un primer y segundo sueño había desaparecido por completo del imaginario colectivo.

Una de las razones de este cambio, según el experto, se debió a las mejoras en el alumbrado público, la llegada de la electricidad a las casas y la proliferación de salones de café, que en ocasiones estaban abiertos toda la noche.

Los "peligros" de la noche

A medida que la noche se convirtió en un momento legítimo para realizar actividades y la actividad nocturna aumentó, el tiempo que la gente dedicaba a descansar disminuyó.

En su nuevo libro, "Evening’s Empire" (El imperio del atardecer), el historiador Craig Koslofsky plantea una versión de cómo sucedió.

"Lo relativo a la noche, antes del siglo XVII, no era bueno", asegura. La noche era un momento poblado por personas de mala reputación, como criminales, prostitutas y borrachos.

"Incluso los ricos, quienes podían permitirse tener candiles, tenían cosas mejores en las que gastarse el dinero. No había prestigio ni ningún valor social asociado con estar despierto toda la noche".

Eso cambió en los albores de la Reforma y la Contrarreforma. Protestantes y católicos se acostumbraron a celebrar misas secretas por la noche durante los periodos de persecución.

Si anteriormente la noche había pertenecido a los depravados, ahora las personas "respetables" se habituaron a aprovechar las horas de oscuridad.

Esta tendencia se trasladó también al ámbito social, pero sólo en el caso de quienes podían permitirse tener luz artificial en casa.

Con la llegada del alumbrado a las calles, sin embargo, socializar por la noche empezó a extenderse a las clases sociales más bajas.

Las etapas del sueño

Cada 60-100 minutos pasamos por un ciclo de cuatro etapas del sueño:

Etapa 1: estado de relajación entre estar despierto dormir. La respiración se hace más lenta y los músculos se relajan. La frecuencia cardíaca disminuye.
E tapa 2: sueño un poco más profundo. Podemos sentirnos despiertos estar dormidos sin saberlo.
Etapa 3 y Etapa 4, o sueño profundo: es muy difícil despertar de un sueño profundo, momento en que el cuerpo tiene su actividad más baja.
Después del sueño profundo, volvemos a la etapa 2 durante unos minutos y luego entramos en el sueño de los sueños -también llamada fase REM (movimiento ocular rápido) del sueño - que, como su nombre indica, es cuando se sueña.

En un ciclo de sueño completo una persona pasa por todas las etapas de uno a cuatro y luego por las etapas tres y dos, antes de entrar en el sueño el sueño.

Fuente: Gregg Jacobs


La revolución de la luz

En 1667, París se convirtió en la primera ciudad del mundo con alumbrado público, que utilizaba cirios de cera en lámparas de cristal. Se le sumó Lille en el mismo año y Ámsterdam dos años después, donde se introdujeron unas lámparas de aceite más desarrolladas.

Londres no incorporó este servicio hasta 1684, pero para finales del siglo, más de 50 ciudades importantes de Europa ya tenían alumbrado nocturno.

La noche se puso de moda y pasar horas tumbado en la cama pasó a considerarse una pérdida de tiempo.

"Las personas tomaron cada vez más conciencia del tiempo y de la eficiencia antes del siglo XIX”, indica Ekirch. "Pero la revolución industrial intensificó esta actitud a grandes pasos".

Un diario médico de 1829, que apremiaba a los padres a acostumbrar a sus hijos a romper el patrón del primer y segundo sueño, es una prueba contundente de este cambio de actitud.

"Salvo en caso de enfermedad o accidente, no necesitarán más descanso que el que ofrece el primer sueño, que deberán acostumbrarse a terminar de forma natural a la hora normal".

"Y entonces, si vuelven a intentar dormirse, deberá enseñárseles que eso es una mala costumbre que no redunda en su beneficio".

Cambio de patrón

Hoy, la mayoría de las personas parecen haberse adaptado bastante bien a dormir ocho horas, pero Ekirch cree que muchos de los problemas del sueño tienen sus raíces en la preferencia del cuerpo humano por segmentar el sueño, así como en la omnipresencia de la luz artificial.

Esto, sugiere, podría ser el origen de un trastorno llamado "insomnio de mantenimiento", en el que los afectados se despiertan durante la noche y tienen problemas para volverse a dormir.

Esa condición fue descrita por primera vez en la literatura de finales del siglo XIX, al tiempo que el sueño segmentado desaparecía.

"Durante la mayor parte de nuestra evolución hemos dormido de una manera determinada", señala el psicólogo del sueño Gregg Jacobs. "Despertarse durante la noche es parte normal de la psicología humana".

La idea de que debemos de dormir en un único bloque podría ser perjudicial, dice, si eso hace que la gente se despierte por la noche ansiosa. Esa ansiedad, agrega, puede impedir a algunos volver a dormirse y es posible que se extienda al resto de la vida.

Russel Foster, profesor de neurociencia circadiana (sobre el reloj biológico) en la Universidad de Oxford comparte ese punto de vista.

"Muchas personas se despiertan por la noche con pánico", afirma. "Les digo que lo que experimentan es una reminiscencia del patrón de sueño partido".

Problemas del sueño

Pero la mayoría de los médicos todavía no reconocen que un sueño único de ocho horas puede no ser natural.

"Más del 30% de los casos que los doctores enfrentan radican directamente o indirectamente del sueño. Pero ese tema ha sido ignorado en la educación médica y hay muy pocos centros en los que se estudia", comenta.

Jacobs sugiere que los periodos entre sueños, en la época en que la gente se imponía periodos de descanso, podrían haber tenido un papel importante en la capacidad de los humanos para regular el estrés de forma natural.

En sus hallazgos históricos, Ekirch encontró que la gente usaba ese tiempo para meditar sobre sus sueños.

"Hoy empleamos menos tiempo en esas cosas", dice Jacobs. "No es una coincidencia que, en la vida moderna, el número de gente que padece ansiedad, estrés, depresión, alcoholismo o drogadicción haya crecido".

De modo que, la próxima vez que se despierte en mitad de la noche, piense en sus antepasados de la época preindustrial y relájese. Quedarse tumbado despierto puede ser bueno.

Enlace fuente: http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2012/02/120222_sueno_ocho_horas_mito_pea.shtml

Medidas contra el suicidio que sí funcionan

Patricia Matey | Madrid
ELMUNDO.es

La prevención del suicidio debería ser una prioridad internacional. En España, 10 personas se quitan la vida cada día. En el mundo, y según datos de la OMS, cada 40 segundos se suicida una persona, lo que convierte al suicidio en la primera causa de muerte violenta, superando a los fallecimientos por guerras y homicidios juntos.

Un paso importante en el campo de la prevención, y un ejemplo a seguir, es el que ha dado Reino Unido. Tal y como demuestra un estudio dirigido por Navneet Kapur, del Centro de Prevención del Suicidio de la Universidad de Manchester, los servicios de salud mental que han implementado una serie de recomendaciones elaboradas -equipos de crisis disponibles las 24 horas al día- hace una década han logrado disminuir las cifras de personas que se quitan la vida.

José Giner Ubago, del departamento de la Universidad de Sevilla reconoce a ELMUNDO.es la "elevada importancia de este artículo. El suicidio es una de las principales causas de muerte en población joven, pero no se están adoptando las medidas necesarias para su prevención. Sin embargo, trabajos como éste demuestran que se pueden hacer cosas que realmente son eficaces para evitarlos".

La mayoría de los que se quitan la vida tienen un trastorno psiquiátrico. "Los servicios mentales podrían desempeñar una papel importante en la reducción de casos... Nuestro objetivo era examinar la relación entre los servicios de salud mental y las tasas de suicidio. Nos centramos en las recomendaciones realizadas por el Instituto Nacional de Investigación Confidencial para el Suicidio y las Personas con Enfermedad Mental, un proyecto que tiene como objetivo monitorizar el suicidio y, en última instancia, mejorar la calidad de atención de salud mental en el Reino Unido", reconocen los investigadores en 'The Lancet'.

Los científicos recogieron y estudiaron los datos de suicidios de personas en contacto con los servicios de salud mental en Reino Unido desde 1997. Para ello se centraron en las cifras de aquellos que se quitaron la vida entre 1997 y 2006 pertenecientes a 91 centros de salud mental. Asimismo se indagó si dichos centros habían adoptado o no todas o algunas de las nueve medidas preventivas dadas.

Algunas de ellas son: eliminar cualquier objeto del centro de salud mental (ventanas sin rejas, cortinas plegables) que puedan ayudar a cometer un suicidio; establecer servicios comunitarios que incluyan equipos que ofrecen apoyo intensivo para los enfermos mentales que son difíciles de tratar en los centros tradicionales; introducir equipos de crisis disponibles las 24 horas al día que deben responder rápidamente ante una crisis de un paciente con enfermedad mental y así evitar la hospitalización.

Otras recomendaciones importantes son las que hacen referencia al seguimiento de siete días de los pacientes dados de alta psiquiátrica, a las políticas para los pacientes que no cumplen el tratamiento y al entrenamiento de personal sanitario, por lo menos cada tres años, en el manejo del riesgo de suicidio.

Resultados

El estudio muestra que los centros que aplicaban entre siete y nueve de las recomendaciones tenían menores tasas de suicidio (nueve por cada 10.000 pacientes) que aquéllos que adoptaron seis o menos (11).

"La recomendación que produjo la mayor caída en las tasas de suicidio fue la introducción de equipos de crisis de 24 horas", destacan los investigadores. Otro dato aportado es la gran eficacia del seguimiento de los enfermos dados de alta psiquiátrica.

"Estos hallazgos son muy importantes para la investigación sobre el suicidio y los servicios de salud mental a nivel internacional. Ningún otro estudio ha sido capaz de mostrar el impacto que las mejoras específicas de los servicios de salud mental pueden tener sobre las tasas de suicidio", reconocen los autores de la investigación que no dudan en afirmar que "nuestros datos tienen importantes implicaciones para los servicios de salud mental internacionales".

Esfuerzo en España

Para el experto español, "el mismo esfuerzo que las autoridades han dedicado a disminuir los accidentes de tráfico se debería realizar para el suicidio". Sin embargo, "y pese a que se trata de un problema de salud pública de gran envergadura, hasta ahora no se ha hecho nada".

El doctor Giner admite que "algunas de las medidas adoptadas en Reino Unido son bien conocidas y desde luego se conoce su valor a la hora de evitar que una persona se suicide. En España, por ejemplo, ningún hospital psiquiátrico tiene ventanas sin rejas, pero no hacemos seguimiento de siete días a los pacientes que reciben el alta".

Insiste en que esta última medida es de suma importancia "dado que hay estudios que demuestran que un mayor riesgo de suicidio en las dos semanas posteriores al alta. El enfermo está mejor y si tiene el impulso del suicidio es más fácil llevarlo a cabo porque cuenta con más fuerza mental, más autodeterminación".

Admite además que "en nuestro país los equipos de crisis de 24 horas como los expuestos en el trabajo no existen y serían de gran ayuda".

Finalmente reconoce la necesidad de que "se hable de este tema, para que la sociedad sea consciente de su existencia y para que los médicos estén alertas a cualquier signo que muestre un paciente o comunique la familia".

Enlace fuente: http://www.elmundo.es/elmundosalud/2012/02/15/neurociencia/1329336475.html

sábado

Twitter y Facebook, tan adictivos como los cigarrillos

* Algunas personas no pueden dejar de consultar las redes sociales o el e-mail

ELMUNDO.es | Madrid

Revisar los mensajes del Twitter o de Facebook y responder a un e-mail podría causar más adicción que el alcohol o el tabaco. Según un grupo de expertos estadounidenses, es más difícil resistirse a ver las actualizaciones de estas páginas que decir no a una bebida o a un cigarrillo. Así lo afirman en un artículo que será publicado en la revista 'Psychological Science'.

Gracias a las nuevas tecnologías (móviles, tabletas...), resulta muy sencillo poder conectarse en cualquier momento a las redes sociales y al correo electrónico. Además, como no son consideradas acciones peligrosas ni tampoco entrañan un coste elevado (no se multiplica por el número de veces que se responde o se consulta), nadie siente la necesidad de tener que reprimir su curiosidad para ver qué nuevos mensajes ha recibido.

Así, entrar en el perfil de Facebook para comprobar si alguien ha comentado un estado o comprobar las menciones en Twitter o los 'tuits' de los seguidores, se convierten en actividades diarias tan comunes como dormir o comer. De ahí que algunos de esos usuarios tengan adicción a las redes sociales, incluso mayor que la que podría causar el tabaco o el alcohol, según un estudio realizado en la Escuela de Negocios de la Universidad de Chicago (EEUU) y que recogen algunos diarios británico como 'The Guardian' y 'The Telegraph'.

Los autores de dicho trabajo realizaron 205 encuestas sobre los deseos diarios de los usuarios (entre 18 y 85 años) y concluyeron que dormir y mantener relaciones sexuales son los dos anhelos más fuertes. Sin embargo, acceder a la redes sociales se posicionaba como el deseo más difícil de resistir y más fácil de satisfacer. El alcohol y el tabaco se encontraban en niveles más bajos, a pesar de generar adicción.

Resulta tan fácil 'echar un ojo' al correo o a Facebook a través del móvil que no es de extrañar que a veces la gente esté más atenta a sus relaciones digitales que a la conversación que en ese momento se supone que está manteniendo con otras personas físicamente. ¿Cómo controlar estas situaciones? Según Wilhelm Hofmann, principal autor del estudio, "la única manera es resistir a la tentación. Así se fortalece la fuerza de voluntad y cada día se tienen menos ganas de 'caer en la tentación'".

Enlace fuente: http://www.elmundo.es/elmundosalud/2012/02/08/neurociencia/1328706246.html

martes

Detectar la dislexia antes de desarrollarla

* Se pueden ver alteraciones cerebrales de forma precoz con resonancia nuclear magnética
* La dislexía no explica por sí sola estas diferencias

Laura Tardón | Madrid
ELMUNDO.es

La dislexia podría detectarse incluso antes de que los niños aprendan a leer. Según un equipo de investigadores de EEUU, su actividad cerebral muestra algunas diferencias fáciles de captar por resonancia magnética y así lo confirman en un artículo publicado en 'Proceedings of the National Academy of Sciences'.

Ya se sospechaba que este tipo de problemas de aprendizaje de la lectura y la escritura "seguramente tienen alteraciones neurobiológicas y funcionales a nivel cerebral (temporal o frontal)", aclara Gustavo Lorenzo, neurólogo infantil del Hospital Ramón y Cajal de Madrid. Los resultados de esta investigación, realizada en el Hospital Infantil de Boston, suponen un nuevo apoyo a esta teoría.

Después de hacer resonancias magnéticas a 36 niños (con una edad media de cinco años) mientras decidían si dos palabras comenzaban con el mismo sonido, los autores de este trabajo observaron que los que tenían historial familiar de dislexia mostraban menos actividad metabólica en algunas zonas cerebrales.

Concretamente, en las uniones entre los lóbulos occipital y temporal y en los lóbulos temporal y parietal. Lo que indica, asegura la principal autora de la investigación, Nora Raschle, es que "la capacidad del cerebro para procesar los sonidos del lenguaje es deficiente, incluso antes de que estos niños aprendan a leer". Por el contrario, quienes presentaban una alta activación en esta región cerebral, tenían mejores habilidades lectoras, como la rima, el conocimiento de las letras y sus sonidos.

Para Raschle, este hallazgo una buena noticia: "La identificación precoz de los niños que probablemente desarrollen dislexia puede ayudar a reducir las consecuencias negativas a las que se enfrentan desde el punto de vista social y psicológico". A lo largo del artículo recuerda que muchos estudios han demostrado que los afectados suelen tener malas experiencias en la escuela, son calificados como perezosos o desmotivados, y su frustración a veces conlleva comportamientos impulsivos y antisociales, además de un mayor riesgo de abandonar el colegio.

Como señala Anna Sans, coordinadora de la Unidad de Trastornos del Aprendizaje (UTAE) del Servicio de Neurología del Hospital San Joan de Deu (Esplugues de Llobregat, Barcelona), "ya hay estudios que han demostrado que la diferencia existente entre el funcionamiento cerebral del lector normal y el del disléxico se puede 'revertir o paliar' con una reeducación muy temprana".

Una aplicación muy positiva que requiere cierta prudencia. "Es muy difícil determinar con exactitud qué áreas están afectadas. El cerebro es muy complejo", matiza el doctor Lorenzo. Además, agrega, "hay que tener en cuenta que quizás esa reducción de actividad metabólica en determinadas zonas cerebrales no se deba a una posible dislexia sino a que el niño aún no ha desarrollado dicha área (y la puede desarrollar después)". A esas edades, en el transcurso de un año, las diferencias madurativas son importantes y no significan un problema. Para entenderlo mejor, "puedes hablar con dos o tres años, pero se considera normal no hacerlo hasta los cuatro".

En definitiva, "hasta que no llega el momento de poner en práctica la habilidad de la lectura y la comprensión (a los seis años, aproximadamente), no se puede hacer nada. Sólo entonces, se recomienda un apoyo continuo en la etapa escolar de rehabilitación y trabajo específicos para ayudar al afectado", argumenta el neurólogo español. Después, cuando sea adulto, "será consciente de esta dificultad y sabrá que tiene que dedicar más tiempo, atención y esfuerzo, como cuando lees en inglés y no eres bilingüe. Sabes que tienes que ir más despacio".

Se calcula que entre el 5% y el 17% de los pequeños tiene dislexia, es decir, problemas con la lectura, la mala ortografía, dificultad para reconocer palabras con fluidez y para comprender lo que leen. Los que vemos en la consulta de neurología, afirma el doctor Lorenzo, "además de dislexia tienen otros problemas, sobre todo de atención e hiperactividad y por eso les mantenemos en tratamiento farmacológico". Pero la dislexia aislada sólo requiere trabajo, rehabilitación y constancia, "no para curar sino para evolucionar".

Enlace fuente: http://www.elmundo.es/elmundosalud/2012/01/24/neurociencia/1327389452.html

sábado

Más cerca de poder leer los pensamientos de la gente

BBC Salud

Científicos en Estados Unidos lograron descodificar la actividad eléctrica cerebral para "escuchar" lo que está pensando una persona.

El hallazgo acerca a la posibilidad de poder oir lo que está pensando un paciente paralizado o alguien que sufrió enfermedad cerebrovascular y es incapaz de comunicarse.

Lo que hicieron los investigadores de la Universidad de California, Berkeley, fue descifrar la actividad eléctrica de la región del cerebro encargada de la percepción de sonidos en el momento en que una persona escuchaba una conversación normal.

Después analizaron la relación entre los sonidos de la conversación y la actividad cerebral.

Y lograron, con un modelo computacional, reconstruir las palabras que la persona estaba escuchando basándose únicamente en la actividad eléctrica del cerebro.

"Esto es de tremenda importancia para los pacientes que sufrieron lesiones en sus mecanismos del habla debido a un accidente cerebrovascular o a enfermedad de Lou Gehrig y no pueden comunicarse" afirma el profesor Robert Knight, el neurocientífico que dirigió el estudio.

"Si logramos eventualmente reconstruir una conversación imaginada con la actividad cerebral, miles de personas podrían beneficiarse" agrega.

Cerca de leer la mente

En años recientes se han presentado varias estrategias científicas que muestran que estamos cerca de obtener un método para poder leer los pensamientos.

Un estudio en 2011 colocó electrodos directamente en el cerebro de pacientes, los cuales lograron mover un cursor en una pantalla con sólo pensar en los sonidos de vocales.

Posteriormente se mostró que el uso de imágenes de resonancia magnética funcional (fMRI) para rastrear el flujo sanguíneo en el cerebro podría identificar qué palabras o ideas estaba pensando una persona.

En septiembre pasado, Jack Gallant y su equipo de la Universidad de California, Berkeley, demostraron que comparando esos patrones de flujo sanguíneo a imágenes particulares se podía adivinar qué imágenes estaba pensando una persona, como si se estuviera recreando una película en la mente.

En el nuevo estudio, el profesor Knight, Brian Pasley y su equipo, tomaron ese mismo trabajo de "reconstrucción de estímulos" y lograron avanzar un paso más.

"Nos basamos en el trabajo de Jack (Gallant)" afirma el doctor Pasley.

"Nos planteamos la pregunta de hasta dónde podríamos llegar en el sistema auditivo si tomáramos un enfoque similar".

El equipo se centró en un área del lóbulo temporal llamada circunvolución temporal superior o STG.

Además de formar parte del aparato auditivo, esta amplia área es una de las regiones de "alta jerarquía" en el cerebro, la cual nos ayuda a percibir y entender el sentido de los sonidos que escuchamos.

El equipo de Berkeley monitoreó las ondas cerebrales en la STG de 15 pacientes que estaban siendo sometidos a cirugía por epilepsia o tumores.

Durante la operación se estaba tocando un audio, desde distintos altavoces, en el que se recitaban palabras y oraciones.

El experimento consistía en desenredar el caos de señales eléctricas que el audio estaba provocando en las regiones de la STG de los pacientes.

Para ello los investigadores utilizaron un modelo computacional que ayudó a mapear qué partes del cerebro se activaban y con qué rapidez cuando se tocaban las frecuencias de sonido.

Con ese modelo, cuando posteriormente se les presentaron a los pacientes palabras que debían pensar, el equipo pudo adivinar qué palabra había elegido cada uno.

Los científicos incluso pudieron reconstruir algunas de las palabras, convirtiendo las ondas cerebrales que veían en sonidos, basándose en el significado que sugería el modelo computacional de esas ondas.

Según el profesor Knight, eventualmente esperan poder desarrollar un dispositivo o prótesis para un paciente con trastornos del habla con el cual puedan imaginar lo que quieren decir.

"El paciente nos daría ese dato y el dispositivo podría descifrar esas palabras" explica el científico.

Pero todavía falta llevar a cabo muchas más investigaciones antes de que esa prótesis sea una realidad.

Y si se logra, los beneficios serían enormes.

"Como terapeuta, puedo ver implicaciones potenciales para la restauración de la comunicación en una amplia variedad de trastornos", le dijo a la BBC Mindy McCumber, patóloga de habla y lenguaje del Hospital Florida en Orlando.

"El desarrollo de dispositivos físicos o virtuales de neurocontrol directo podría revolucionar la 'comunicación aumentada y alternativa' y mejorar inmensamente la calidad de vida de quienes sufren daños en la capacidad o medios de comunicarse", agregó la experta.

Los detalles del estudio aparecen publicados en PLoS Biology.

Enlace fuente: http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2012/02/120201_cerebro_lectura_pensamientos_men.shtml