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Psiquiatría

sábado

Había una vez... o cómo la escritura ayuda a controlar emociones

Cuento de estudiante.
Todas las historias empiezan igual y cada estudiante la personaliza.
"Había una vez un dragón muy enfadado...": así empieza un proyecto de escritura que ayuda a los estudiantes de un colegio de Inglaterra a controlar sus emociones.
Con esta entrada, los jóvenes escriben sus historias que al final de la clase se leen en voz alta y se ilustran.
Este programa forma parte de una iniciativa sobre enseñanza terapéutica que utiliza la escritura creativa para explorar los sentimientos.
El proyecto Young Minds (Mentes jóvenes) se creó a partir de investigaciones que indican que se puede aumentar la motivación de los estudiantes si se les ofrece la oportunidad de explorar sus emociones a través de la escritura, compartiendo el cuento con los demás y haciendo dibujos al final.
También permite a los niños a tomar el control de una situación y cambiar la forma en que manejan las cosas en el futuro.
Una sesión típica empieza con una "actividad mental" que ayuda a relajar a los estudiantes, seguida de una "revisión" de sentimientos donde los chicos se suben a una escalera para mostrar su estado emocional.
Sólo entonces se ofrece el enunciado para que escriban sus historias.

Sentimiento de orgullo

"Creo que escribir es una manera muy buena de decirle a la gente cómo te sientes", le dijo a la BBC Jordan, un estudiante de octavo grado que participa en Young Minds.
"A través de los cuentos podemos detectar las diferentes emociones con las que tienen que lidiar y las discutimos en grupo"
Profesora Barnes, facilitadora del proyecto
Con frecuencia, al final se hace un repaso de las emociones. Es entonces cuando el orientador ofrece un comentario sobre los trabajos.
Esto es muy importante porque valida sus historias y le ofrece a los estudiantes algo de que sentirse orgullosos.
"A través de los cuentos podemos detectar las diferentes emociones con las que tienen que lidiar y las discutimos en grupo", le explica a la BBC la profesora Barnes, instructora del proyecto.
Los chicos que participan en el proyecto aseguran que, en general, el ejercicio es algo bueno porque les ayuda a exteriorizar sus emociones.

Entran con rabia y salen contentos

Ilustración de cuento
Algunas veces los colegiales deciden ilustrar sus historias en casa.
Si se sienten con rabia, queda plasmado en la historia, lo que permite que al final de la clase salgan sintiéndose más felices.
"Me ayuda mucho a controlar mi rabia y las técnicas para tranquilizarme son muy útiles", señala Jordan.
"Si estás molesto, entonces describes a un personaje molesto y eso hace que te sientas aliviada. Y es divertido porque le puedes decir a los demás cómo te sientes", agrega otra estudiante que no quiso decir su nombre.
Si algún estudiante no siente la emoción que sugiere el encabezado, entonces lo pueden cambiar para que coincida con sus sentimientos.
Algunas veces, en casa, los jóvenes deciden dibujar sus emociones utilizando técnicas de expresión de las sesiones.
La vida personal de los colegiales se preserva, pues sólo si ellos quieren es que explican los motivos del enfado, y la historia se desarrolla de la forma que ellos desean.

El vínculo genético entre cinco enfermedades mentales

James Gallagher
Persona con depresión
Los investigadores quisieron averiguar las causas genéticas de cinco trastornos.
El autismo, el trastorno por déficit de atención con hiperactividad, el trastorno bipolar, la depresión y la esquizofrenia comparten varios factores genéticos de riesgo, según un estudio llevado a cabo por investigadores en el Reino Unido y otros países.
Versiones de cuatro genes aumentaron las probabilidades de los cinco trastornos. Estos hallazgos fueron publicados en la revista The Lancet.
El estudio internacional comparó los códigos genéticos de 33.000 personas con enfermedades mentales con los de 28.000 sin trastornos.
Según los resultados, cuatro variantes genéticas parecían aumentar el riesgo de las cinco enfermedades estudiadas. Dos genes estaban involucrados en el balance del calcio en el cerebro.

Las causas a fondo

Tanto el ambiente como cientos de genes pueden afectar las probabilidades de desarrollar estas condiciones.
Sin embargo, la genética psiquiátrica está intentando describir estos trastornos bajo la premisa de qué es lo que los causa, en vez de simplemente describir los síntomas.
Uno de los investigadores, Nick Craddock, profesor de psiquiatría de la Universidad de Cardiff, dijo que (su trabajo) "señala el inicio de una posible nueva era para la psiquiatría y las enfermedades mentales".
"Este es un método científico que ayuda a entender lo que no funciona en el cerebro, los químicos, los sistemas del cerebro, que son importantes en las enfermedades".
El experto dijo que también podría ayudar a concebir nuevos tratamientos y mejores formas de diagnóstico.
El doctor Gerome Breen, del Instituto de Psiquiatría del King's College en Londres, dijo que el estudio "señala con bastante claridad que hay un efecto genético común entre estos trastornos".
Marjorie Wallace, de la fundación de salud mental Sane, considera que los hallazgos "resaltan la necesidad de entender los factores genéticos y biológicos de estos trastornos, a fin de que se puedan tener tratamientos y terapias más efectivas".

martes

El sexo como una cárcel

* La adicción al sexo es una enfermedad cuyo fin es conseguir placer sexual 
* Repercute en tu vida personal, laboral y emocional. 'No te deja ser libre' 
* Se trata de un círculo vicioso que tiene cualquier otra adicción 

ELMUNDO.es
Beatriz G. Portalatín | Madrid

Nicole Kidman rechazó meterse en la piel de una ninfómana en la última película que rueda el cineasta Lars von Trier y que se estrenará este mismo año, 'Nymphomaniac'. Según informaron diferentes medios, la actriz rechazó la oferta porque creía que no iba a sentirse muy "cómoda" dentro del papel. Lo suyo, en este caso, se trata de una mera anécdota y la película en cuestión sólo una ficción, pero lejos de las pantallas de cine se esconden vidas de carne y hueso que día a día tienen que cargar con el lastre de tener una adicción al sexo. No se trata de vicio, perversión o libertinaje, como se puede pensar, sino de una enfermedad, una adicción. "Es una dependencia como otra cualquiera", asegura Francisca Molero, médico y directora del Institut de Sexología de Barcelona. Estamos hablando de una "cárcel", de una adicción que no te deja ser libre. Comúnmente, este trastorno se denomina ninfomanía en las mujeres y andromanía en los hombres, pero esto, según los expertos, es cosa del pasado o al menos debería serlo, y lo correcto es decir trastorno de la hipersexualidad o de adicción al sexo. Esto es, una adicción cuyo fin último es conseguir y obtener por todos los medios el placer sexual. "Una adicción implica una dependencia hacia una sustancia, actividad o relación, en este caso una actividad que está destinada a obtener placer sexual", mantiene la doctora. Aquí, la respuesta es muy intensa porque se trata de un orgasmo, pero dura poco. Luego vienen las culpas y los remordimientos. Incluso, muchas de estas personas llegan a perder el placer sexual. "Se considera dentro de las adicciones de conductas, ya que no hay ninguna sustancia. Se puede equiparar a la ludopatía (adicción al juego) en la que no hay una sustancia como tal (el alcohol, drogas, etc.) que te sacie esa necesidad, sino que es una conducta la que lo hace", explica por su parte Carmen Sánchez, psicóloga clínica y co-directora del Intitut de Sexología de Barcelona. Las conductas pueden ser de tipos muy diversos: desde la masturbación compulsiva, el uso de pornografía o de líneas de teléfono eróticas hasta encuentros sexuales con personas desconocidas o incluso con profesionales. "La frecuencia de la conducta tiene que ver con las oportunidades que tenga para acceder a la misma. Es decir, si el encuentro es con profesionales, depende de la facilidad que tenga para poder acceder a ellas", explica Molero. También hay casos en que puede haber mezcla de todas o alguna de estas conductas. Todo ello interfiere de forma importante, más de la que nos podemos imaginar, en la vida laboral y personal de quienes lo padecen. La psicóloga Sánchez nos da un pequeño ejemplo de ello. Imagínese una persona que se encuentra en su puesto de trabajo y tiene que ausentarse de él durante un tiempo porque necesita "irremediablemente" reparar su necesidad y este hecho además, se repite con frecuencia. O bien una persona que llega a perder bastante dinero porque usa constantemente líneas de teléfonos eróticas o requiere el contacto de profesionales y empieza a tener por ello problemas con su pareja. O el caso de una persona que pasa toda una noche sin dormir porque ha estado consumiendo pornografía por internet, lo que interfiere tanto en su salud como en su rendimiento laboral del día siguiente. La adicción implica, por tanto, "evadirse de las responsabilidades, mentir, sentimientos muy dolorosos de pérdidas y culpabilidad, ausencia de control e incluso problemas con la ley". No tiene nada que ver con ser "muy sexual, tener mucho deseo sexual ni tener una gran actividad sexual", aclaran las expertas. Según estudios americanos, afirma Sánchez, entre un 3 y un 6% de la población norteamericana padece este trastorno. En España, según datos de 2012, se habla de casi un 6%, pero aún así "es todavía casi imposible saber con exactitud la cifra exacta". Pese a todo, el DSM-IV, el 'santo y seña' de la psiquiatría, sigue sin considerar este problema como una categoría diagnóstica, aunque según Molero, en el nuevo DSM-V "seguramente aparecerá ya como trastorno".

 Perfil
 El perfil de este tipo de personas es muy variado, pero generalmente suelen tener unas características comunes. Es más frecuente en hombres que en mujeres y más frecuente en "adultos jóvenes", explica Molero. Pero aún así, el abanico es muy grande y muchas veces no tiene porqué ajustarse a ese 'perfil' o 'patrón'. Se trata de personas muy dependientes, con poca autoestima que además no suelen ser buenos con las habilidades sociales y les cuesta comunicarse. Son compulsivos y con gran ausencia de autocontrol. Puede haber también insatisfacciones emocionales o con las relaciones de pareja, carencias afectivas, predisposición a la ansiedad y la depresión, disfunciones sexuales de algún tipo y una personalidad que se relaciona con la búsqueda de riesgos. "Está relacionado con el resto de adicciones", indica Sánchez. A veces incluso, puede haber consumo de alcohol u otras drogas, "una cosa no está exenta de la otra". Las sensaciones más frecuentes en estos pacientes son el sufrimiento, la autodestrucción, la culpa, el remordimiento, etc. "Es una espiral", mantiene firmemente Molero. Primero sienten el deseo incontrolable de realizar la conducta y luego vienen las culpas y el sufrimiento. Esto hace que disminuya de forma considerable la autoestima y para volver a recuperarla vuelven de nuevo a tener la necesidad de repetir la conducta. "Un círculo vicioso que tiene cualquier adicción". Por ello, asegura que lo primero en terapia es trabajar el autocontrol, ya que estas personas tienen una falta de control muy grande.

Terapia grupal
Esta es la enfermedad callada, o la enfermedad "secreta" como la han denominado las expertas, porque lo cierto es que a pesar de la prevalencia y del aumento de casos que cada día se ven en las consultas, sigue siendo una adicción que se oculta por vergüenza. "No es fácil decir que te pasas el día entero pensando en el sexo, que lo necesitas continuamente y estás teniendo problema por ello en tu ámbito laboral, personal e incluso emocional", dice Sánchez. Por ello, es habitual que esté oculta y tarde tiempo en salir. "A veces no se dan ni cuenta", afirma. Con frecuecia es la pareja quien da el paso de llamar y otras veces es el propio paciente. Pero, ¿cuándo piden ayuda, cuándo se dan cuenta de que realmente están ante un problema, una enfermedad? Cuando ven que el sexo ocupa en su vida demasiado tiempo, más del que debería. Cuando ya no hacen cosas que antes les gustaba hacer porque su tiempo está ocupado en esa otra cosa o cuando ven que su dependencia es tan fuerte que empiezan a tener problemas económicos, laborales o ven que su pareja va a pique. Las expertas hablan sobre todo de las ventajas de la terapia grupal. "Hemos decidido empezar a tratar este tema también dentro de la terapia grupal, dentro de un grupo formado íntegramente por profesionales porque tiene unos refuerzos positivos muy importantes", explica Molero. Se dan cuenta de que no están solos, de que hay más gente como ellos y que dentro del grupo, ellos mismos, pueden buscar las soluciones. No obstante, y a pesar de las ventajas del grupo terapéutico, que en países como en EEUU funciona muy bien y tiene un gran auge, en España, afirma Sánchez, todavía nos cuesta trabajar en grupo. "Por vergüenza, porque podemos encontrarnos con alguien después en la calle, por reticencias, etc. No hay tanta tradición". Pero insiste, cuando te das cuenta de que no estás solo, puedes compartir los miedos con otras personas, los pensamientos, identificarte con otros... todo es mucho más fácil y no sólo los profesionales pueden darte estrategias, sino tú mismo y los demás compañeros.

Enlace fuentehttp://www.elmundo.es/elmundosalud/2013/01/18/noticias/1358537623.html