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Por qué a algunos les cuesta disfrutar de las vacaciones

Incluso hay quienes optan por no viajar

Fuente: LANACION.com

¿Me quedo o me voy? ¿Solo o acompañado? Irse de vacaciones no es una decisión fácil de tomar. Hay quienes prefieren no hacerlo para evitar cumplir con los requisitos que esto demanda. Desde el temor a perder el trabajo, tener que renovar el pasaporte, contar con los papeles del automóvil en regla, preparar las valijas, ubicar a las mascotas en algún lado y pagar las cuentas por adelantado, hasta dejar la casa vacía, con el riesgo que eso implica. Estos son algunos de los motivos por los que ciertas personas renuncian a abandonar su rutina laboral.

La sola enumeración de estas acciones por concretar puede desalentar hasta al más entusiasta de los viajeros, coinciden psicólogos consultados por LA NACION. Es que si bien para la mayoría de las personas las vacaciones son muy deseadas –un período de merecido descanso–, a muchos les cuesta disfrutarlas porque generan ansiedad, estrés y temor.

Incluso, en algunas ocasiones, las vacaciones son motivo de conflictos y provocan una sensación de culpa. Por eso, hay quienes eligen directamente quedarse en su casa.

“Las vacaciones, desde sus preparativos, producen una gran expectativa e ilusión, y también temor a que afloren todas las diferencias, los desencuentros y conflictos que quedaron debajo de la alfombra durante el año”, explicó a LA NACION la doctora Laura Orsi, médica psicoanalista, miembro titular de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA).

Tanto para quien parte de vacaciones como para el que queda, "el cambio es más interno que externo, y el disfrutar del ocio depende de cada individuo", precisó Orsi. Lo importante sería poder elegir "qué es lo que necesita la persona en cada momento de su vida, ya que algunos prefieren la actividad, y otros, el descanso", dijo.

A veces, uno espera todo de las vacaciones, de los viajes; "el gran cambio", que no siempre sucede. Además, la especialista agregó que, en la actualidad, resulta difícil "desenchufarse" de las nuevas tecnologías, desde celulares hasta computadoras, que viajan a los destinos de descanso, de la mano de los adictos al trabajo.

Del mismo modo, opinó la licenciada Any Krieger, miembro titular de APA, "estamos en la era de la adicción y el trabajo puede ser adictivo, ya que algunos se angustian mucho más cuando tienen que cortar su trabajo. También hay quienes temen quedarse sin sus puestos".

La culpa

Para Krieger, las vacaciones representan una pausa, un corte en el calendario laboral que genera temor a lo nuevo, sin las pautas del día a día. "Hay quienes no desean tomarse vacaciones por el sentimiento de culpa que les genera tener que dejar el trabajo, aunque muchas veces no son conscientes de ello", dijo Krieger.

Además, explicó que también existe el estrés postvacacional, que "se trata del castigo por el disfrute hallado dentro de la pausa, que muchas veces se traduce en enfermedades, depresiones, estados de angustia, accidentes y peleas dentro del seno familiar".

Y aclaró que otro problema frecuente es que muchas personas viven las vacaciones como una obligación, en lugar de sentirlas como algo deseado. "Aún no hemos encontrado una dialéctica entre el descanso y el sentimiento de plenitud", reconoció Krieger.

María Iraola, de 54 años, empleada de una inmobiliaria de Recoleta, aseguró a LA NACION que desde hace dos años no se va de vacaciones porque "adora" Buenos Aires en el verano.

"La ciudad está más tranquila y, a pesar del calor, me encanta andar en bicicleta y admirar las cúpulas de algunos edificios, algo que sólo puedo hacer cuando hay poco tránsito", detalló. Y enfatizó: "En esta época se puede disfrutar; además no se percibe la agresión y locura que se vive en la calle durante el resto del año".

Según Osvaldo Cabrera, psicólogo clínico especialista en terapias breves, "tomarse las vacaciones es una necesidad, una forma de preservación y recuperación en el nivel mental, donde uno se despeja y se sale del esquema habitual".

Sin embargo, "estamos más preparados para la actividad que para el ocio, ya que cuesta desconectarse de la vorágine de la vida cotidiana", aclaró.

Problemas familiares

En algunos casos, las vacaciones pueden ser disparadores de estrés. "A veces, el tiempo de descanso constituye un punto de partida de conflictos, y eso afecta tanto en lo laboral como en lo familiar", indicó Cabrera.

Por otro lado, el psicólogo agregó que existe un elevado porcentaje de personas que se angustian frente a la posibilidad de algún cambio, ya que lo viven como una "amenaza", y, entonces, optan por no irse de vacaciones, ya que se sienten más seguras y mejor en sus casas.

Del mismo modo, la licenciada Stella Maris Rivadero, psicoanalista, coordinadora docente y supervisora del Equipo de Pareja y Familia del Centro Dos, manifestó que las vacaciones generan distintos tipos de fantasías y ansiedades.

"Es un período en el que no hay demandas de horarios y esto muchas veces genera cierta incertidumbre en la gente; se pone en juego la ansiedad, que no permite disfrutar", explicó Rivadero.

Respecto de aquellos que optan por no irse de vacaciones, "se debe a que como están vinculadas a lo azaroso, el sujeto si sale de su hábitat cotidiano, se deprime y angustia ante lo nuevo y lo desconocido", explicó Rivadero. Por lo general, se trata de aquellas personas que son muy estructuradas o frágiles, precisó la licenciada.

Uno de los motivos por los cuales algunas personas eligen determinados lugares para irse de vacaciones tiene que ver con el hecho de entablar relaciones sociales y económicas, porque quieren "estar y mostrarse".

Otros tienen como imperativo familiar que trabajar es saludable y valioso. Y agregó que representa un momento de reflexión sobre lo que se pudo concretar hasta ese momento.

"El tiempo real de balance está más ubicado durante las vacaciones que a fin de año", explicó Rivadero. Y esto trae aparejada la posibilidad de "enfrentarse al vacío existencial", concluyó.

Felipe Taboada, de 23 años, estudiante de filosofía, contó a LA NACION que pasará las vacaciones en su casa y que las disfrutará a su manera, "yendo al cine y a restaurantes".

Según Taboada, las vacaciones tienen un pre y un post. Y agregó con una sonrisa: "La gente pierde energías con los preparativos, cuando se dedica a buscar adónde ir al mejor precio, y el post se resume en el bajón moral y económico".

En definitiva, quedarse en casa o partir a la playa o a la montaña da igual: lo más importante es sentirse bien con uno mismo, dondequiera que esté o que vaya...

Julieta Bravo

Qué aconsejan los expertos

* Si usted decide viajar, intente lograr un clima de armonía entre la familia.

* Procure no llevar la computadora y mantener el celular apagado.

* Si se encuentra atravesando un momento de duelo, es preferible que postergue sus vacaciones.

* Arme espacios de tiempo ocioso y haga alguna actividad recreativa al aire libre

* Recurra a los amigos en el caso de sentirse solo y disfrute de una buena compañía.

* Olvídese de las normas, demandas y obligaciones cotidianas.

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