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Entrar más tarde a la escuela mejora descanso y estado anímico

Por Anne Harding

NUEVA YORK (Reuters Health) - Entrar a la escuela media hora más tarde permite a los niños descansar más, tener un mejor estado anímico y sentirse más motivados, de acuerdo a un nuevo estudio.

Pero aun retrasando la hora de entrada de 08:00 a 08:30, apenas el 11 por ciento de los participantes dormían las 9 horas de sueño recomendadas para los adolescentes.

"Todavía nos queda mucho por recorrer", dijo la doctora Judith A. Owens, del Hospital de Niños Hasbro, en Rhode Island. "Esta no es una panacea", advirtió.

De todos modos, Owens espera que su estudio conduzca a los padres, los maestros y las escuelas a considerar la falta de sueño en los adolescentes y pensar en alternativas para resolver el problema.

Los adolescentes sufren cambios significativos en los ritmos circadianos, lo que les permite quedarse despiertos hasta tarde pero les impide despertarse temprano.

"El adolescente promedio no se puede dormir antes de las 23.00 y el horario ideal para despertarse es alrededor de las 08.00", escribió el equipo de Owens en Archives of Pediatrics and Adolescent Medicine.

Existen pruebas sólidas de que "el adolescente promedio sufre deprivación crónica del sueño y somnolencia patológica", agregó.

Actualmente se está debatiendo si hay que abrir las escuelas más tarde para acomodarse al cambio de ritmo del sueño de los adolescentes. Según estudios previos, esta alteración hace que no sólo se queden dormidos en clase, sino que también tengan un mayor riesgo de obesidad y problemas de conducta.

Test realizados en dos distritos escolares de Minnesota revelaron que el retraso del ingreso escolar tenía efectos positivos en el rendimiento académico y la conducta.

El equipo entrevistó a alumnos de noveno a doceavo grado en un colegio secundario en Rhode Island antes del cambio de horario escolar y dos meses después.

El 80 por ciento de los alumnos vivían en la escuela. Los de noveno, décimo y onceavo grado tenían un horario nocturno en el que se apagaban las luces y no podían usar dispositivos electrónicos entre las 22:30, 23:00 y 23:30, respectivamente.

A los alumnos del último año sólo se les exigía que estuvieran en sus habitaciones a las 23:30.

Luego de la modificación del horario matutino, los estudiantes dormían unos 45 minutos más y se acostaban 18 minutos antes. Antes de ese cambio, un tercio dormía menos de siete horas por noche, un número que se redujo al 7 por ciento después del cambio de horario de clases.

La cantidad de niños que dormían ocho horas o más aumentó del 16 al 55 por ciento. Aun así, apenas un 11 por ciento de los alumnos dormían nueve horas o más después de la modificación.

Casi dos tercios de los estudiantes dijeron sentirse "al menos algo infelices o deprimidos" antes del cambio de hora. Pero después de la implementación de la medida, este porcentaje cayó al 45 por ciento. En tanto, los que se sentían "irritados o enojados" pasaron del 84 al 63 por ciento.

Antes de la intervención, el 15 por ciento había concurrido al centro de salud escolar por problemas asociados con la fatiga. Luego del cambio horario, el servicio fue usado por apenas el 5 por ciento de los alumnos.

Según los estudiantes, también se registraron menos problemas de conducta asociados con la somnolencia, como hacer todo lo posible por no quedarse dormido en clase o llegar tarde a la escuela.

Además, cayó el porcentaje de los alumnos que se sentían demasiado cansados o sin motivación para hacer la tarea, practicar un deporte o socializar.

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