sábado

En busca de los genes de la esquizofrenia

Investigadores estadounidenses y argentinos tratan de identificar los que predisponen a padecerla


LANACION.com


Son muchas las explicaciones que a través de los años han tratado de dar cuenta de las causas de la esquizofrenia. Y aunque su origen sigue siendo elusivo, lo cierto es que aquellas teorías que culpaban a las madres de sembrar la semilla de la esquizofrenia en sus hijos a través de mensajes contradictorios han dejado su lugar a teorías más complejas y multifactoriales, en las que los factores genéticos tienen un gran protagonismo.

"La esquizofrenia es una enfermedad del cerebro -está en el cerebro, ése es el primer concepto-, en la que hay factores genéticos, probablemente muchos, y factores ambientales, que se conocen poco, que combinados confieren un riesgo aumentado", dijo a LA NACION el doctor Pablo Gejman, profesor de Psiquiatría de la Universidad Northwestern, de los Estados Unidos, y director del Centro de Psiquiatría Genética de esa misma institución.

Esta enfermedad crónica -cuyo nombre significa "fragmentación de la mente"- afecta a alrededor del 1% de la población y suele manifestarse en la adolescencia. Sus síntomas característicos son las alucinaciones, los delirios, la desorganización del pensamiento, del lenguaje y del comportamiento, así como la pérdida de emociones, de interés y de iniciativa.

"La esquizofrenia no es una enfermedad genética en el mismo sentido en que lo es la corea de Huntington, en la que si hay un gen, hay enfermedad; aquí hablamos de factores de riesgo", comentó Gejman, que actualmente dirige un estudio de asociación del genoma entero sobre 9000 voluntarios (4500 con esquizofrenia; 4500 sin ella), en el que se analizan 500.000 marcadores genéticos de cada uno de los participantes.

Hallar aquellos genes que predisponen a desarrollar esta discapacitante enfermedad es la meta de este ambicioso estudio, que es realizado en colaboración con investigadores australianos, pero al que pronto se sumará la Argentina.

"Estudiaremos 800 pacientes y 800 personas sin enfermedad, que serán evaluadas a través de una modalidad de entrevista estructurada especial para estudios genéticos", comentó a LA NACION el doctor Pablo Rozic, jefe del Departamento de Psiquiatría del Cemic.

A los voluntarios también se les extraerá sangre, que será procesada en el Cemic para obtener el ADN, que será luego sometido a estudios moleculares en la Universidad de Northwestern. "Actualmente estamos entrenando al equipo que realizará las evaluaciones clínicas de los voluntarios -contó Rozic-. Sólo el reclutamiento de este número de voluntarios llevará buena parte de los dos años que durará el proyecto."

Teorías y evidencias

"Es muy improbable que haya un gen que explique la esquizofrenia -comentó el doctor Gejman, que recientemente visitó Buenos Aires, para participar de la puesta a punto de la parte argentina del proyecto-. Hay diez, veinte, treinta, cuarenta o cien genes, cuya acción combinada es de dos a tres veces más fuerte que la de cualquier otro factor conocido."

Los factores ambientales que han sido asociados a la esquizofrenia -algunos con más evidencia científica a favor; otros, con menos- también son muchos. "Aparentemente, si por una complicación del parto el bebe recibe menos oxígeno, habría una predisposición a la esquizofrenia -citó Gejman-; también cuando hay ciertas infecciones intrauterinas graves en las primeras etapas del embarazo, o cuando la embarazada no cuenta con las calorías necesarias."

En definitiva, completó el investigador, "tenemos efectos genéticos, tenemos efectos ambientales; pero lo que no tenemos es la clásica teoría de que es la madre la que produce esquizofrenia en los chicos por su manera de comunicarse. Nunca tuvimos evidencia real de eso y fue bastante malo socialmente, porque hizo que las madres creyeran que eran las culpables de que sus hijos tuvieran esquizofrenia".

Fuera del ámbito de la familia, la investigación hoy mira hacia adentro, hacia los genes. "Pero incluso si los genes tienen un efecto pequeño, pero uno sabe cómo actúan y qué mecanismos cerebrales están implicados en el desarrollo de la esquizofrenia, esto podría ayudarnos a concebir una medicación mejor que la actual, que es buena, pero no increíblemente buena", concluyó Gejman.

Por Sebastián A. Ríos
De la Redacción de LA NACION