ADICCIONES
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Nomofobia
No sin mi móvil
Un yogui consulta su móvil en la India.| Gurinder Osan
- Crece el miedo irracional a salir de casa sin el teléfono: nomofobia
- Consultamos el móvil una media de 34 veces al día
- Los teléfonos inteligentes han disparado el problema, sobre todo en jóvenes
¿Es usted de los que regresa a medio camino si se le olvida el móvil
en casa? ¿De los que no lo apaga ni para entrar al cine y lo consulta si
nota la vibración durante la película? ¿Se lo lleva consigo al baño? Si
ha respondido afirmativamente a todas estas preguntas es más que
probable que sufra nomofobia, un miedo irracional a vivir con el
teléfono apagado.
Algunas encuestas cifran entre el 53% y el 66% el porcentaje de
españoles aquejados de este nuevo miedo irracional que, según datos del Centro de Estudio Especializados en Trastornos de Ansiedad, ha aumentado un 13% en los últimos años debido a la expansión de los teléfonos inteligentes.
"La dependencia del móvil es un fenómeno social", admite el psicólogo
Javier Garcés, experto en Psicología del Consumo y sus adicciones.
"Hemos creado una sociedad en la que se necesita el móvil para todo, los
padres les dicen a sus hijos que llamen cuando lleguen a un sitio,
tenemos que estar localizados en todo momento, en la calle ya no hay
cabinas...".
Por eso, admite, es difícil distinguir esta dependencia social de una
adicción real. "En los casos patológicos, en los que esa dependencia
genera ataques de ansiedad, pánico, irritabilidad... la diferencia está
clara. Pero en los 'pequeños' ataques de ansiedad la diferencia no lo es
tanto", reconoce. "La nomofobia no está catalogada como trastorno
psicológico como tal, ni siquiera lo está todavía la adicción al móvil",
aclara por su parte José Antonio Molina, psicólogo responsabe de psicohealth.com; "eso no quiere decir que el cuadro no exista, y que dentro de unos años lo estemos tratando en las consultas".
A su juicio, la nomofobia sería un síntoma más a valorar dentro de un
cuadro adictivo, en el que cita algunos signos de alerta más. "Como
pasar cada vez más tiempo conectados, perder el control, que el hábito
empiece a generar consecuencias negativas, repercusiones económicas,
cuadros depresivos y, finalmente, síndrome de abstinencia". Es decir,
nomofobia o nerviosismo al estar separados del aparato.
Sin batería, sin saldo...
La llamada nomofobia (un término derivado del inglés, no-mobile-phone
phobia) es una parte más de esas nuevas adicciones tecnológicas,
admiten los especialistas, en las que los límites cada vez están más
difuminados. Antes, aclara Garcés, se distinguía el 'enganche' al móvil,
a internet, a los videojuegos... Pero la llegada de los teléfonos
inteligentes, que permiten tener todo junto en el bolsillo, está
difuminando estos límites.
De hecho, aplicaciones de mensajes instantáneos, como WhatsApp, está
detrás del aumento de la nomofobia, especialmente entre los jóvenes, el
grupo de edad más afectado por este problema. "Precisamente estamos
viendo que el problema de adicción al móvil se da en personas que no
esperan necesariamente una llamada importante (por motivos de trabajo,
por ejemplo); sino en sujetos que desarrollan una relación no utilitaria
con el teléfono".
Esa preocupación por estar desconectado se traduce en un mirar
constantemente el aparato (una media de 34 veces al día, según datos de
la empresa SecurEnvoy), en no apagarlo nunca, no poder dejárselo
olvidado en casa, en tener que contestar inmediatamente cualquier
llamada o mensaje entrante, revisar a cada minuto el nivel de batería...
Esta misma compañía descubrió el 75% se acompañaba del celular en sus
visitas al servicio.
En el Reino Unido, una encuesta realizada por YouGov
elevaba el porcentaje de nomofóbicos al 85% (e incluso al 98% en el
caso de las mujeres). Según este análisis, el 83% respondió que el
principal motivo de ansiedad cuando tenía el móvil apagado era por no
poder tener contacto con familia y amigos.
Según diversos análisis, el mayor riesgo está en la población de 18 a
25 años (en este grupo, sólo el 2% usa el teléfono exclusivamente para
hablar), aunque los psicólogos parecen coincidir en que existen ciertas
personalidades adictivas, con mayor tendencia a sufrir este tipo de
problemas. "Personas con déficit de habilidades sociales, que se sienten
más cómodos interactuando con los demás a través de la tecnología, con
cuadros depresivos...", apunta Molina. En los casos más graves, la
nomofobia y otras adicciones tecnológicas pueden llegar a interferir con
la calidad del sueño.